viernes, 18 de diciembre de 2015

Odio cuando me pongo tiesa como poste

Ya me ha pasado varias ocasiones en estos meses, el asistir voluntariamente a cursos para aprender cosas nuevas, siempre pensando en mi desarrollo personal y para agitar las neuronas (comprobando que aún funcionan, afortunadamente). Pensando en el momento de llegar, me aseguro que sé la dirección exacta y que sé cómo llegar al lugar. Todo bien hasta ahí, ello en pro de mi equilibrio emocional.

Pero toda esa preparación se derrumba en el minuto exacto en que pongo un pie en el lugar... me siento ¡tan nerviosa! no sé ni qué cara pongo... trato de mantenerme tranquilita, de parecer relajada, pero ¡nada! Me pongo tiesa, y no puedo evitarlo! Apenas balbuceo, me complico hasta para quedarme en pie... será mucho? pero me pasa así...

Al tiempo empiezo a relajarme -y aclaremos que con esto del tiempo me refiero a un mes mínimo-, y todo esto porque aún cuando he hecho tremendos esfuerzos por ser amistosa de entrada, SIEMPRE pero siempre me ha pasado algún chascarro... ¡puedo dar ejemplos de eso!

Hasta que finalmente entro en una relativa confianza. Con el paso de los años confío cada día menos, y para evitarme problemas hablo lo justo y necesario con las personas justas y necesarias.

No puedo controlarlo, pero puedo minimizarlo. Viviendo con timidez, sin timidez.