La angustia, los nervios. Porque el momento de volver a trabajar se acerca, y no me siento preparada.
No es que no sepa a lo que voy (ni siquiera en sueños confesaré todo el tiempo que ya he ejercido mi profesión). Tampoco es la ansiedad por llegar a un lugar nuevo (son 3 años con éste que trabajo ahí).
Lo que ha ocurrido este año, es que casi no he podido descansar. Las obligaciones familiares me han tapado literalmente, y ha sido peor que un trabajo (digo, porque en un trabajo al menos tienes tiempo de colación, y eventualmente ocasiones para ir al baño en paz). La jornada promedio, 12 a 14 horas.
Brutal.
Y casi siempre me ha pasado, este asunto de negarme a volver a trabajar en buena onda y con las ganas a flor de piel. Pero este año es una angustia, por salvar ALGO del tiempo que se SUPONE que descansé...
Estoy física, mental y emocionalmente agotada.
Y se acerca el momento fatal.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario